miércoles, 3 de agosto de 2016

'La segunda vida de Viola Wither' de Stella Gibbons

Hace un tiempo leí 'La hija de Robert Poste' de Stella Gibbons y lo cierto es que no me gustó demasiado. No acabé de entrar en la historia y que me hiciera gracia su sentido del humor. Pero me quedé con la espinita porque era una autora de la que había leído muchas cosas buenas y toda apuntaba a que me iba a gustar, así que decidí darle en algún momento una nueva oportunidad y aquí os traigo 'La segunda vida de Viola Wither' y mi segundo Gibbons que me ha dejado sensaciones muy distintas al primero. 

Viola es una joven viuda que debido a sus problemas económicos debe ir a vivir con la familia de su difunto marido a las afueras de Londres. Una casa tristona y con un modo de vida rígido y austero que contrasta con su carácter alegre y jovial. Así las cosas Viola no cuenta con muchas perspectivas, aunque sí con una lo suficientemente importante con el nombre de Victor Spring, el galán local.

Mientras leía el libro pensaba si habrían hecho la adaptación al cine porque me recordaba mucho a las comedias clásicas con enredos sentimentales, grandes fiestas, encuentros clandestinos que dan lugar a más líos... todo siempre con ese humor que te saca una sonrisa y, en este caso, con el toque de ironía british que tanto disfruto y con la que esta vez sí que me reí.

Brent Linch
Eso sí, esta no es una novela de personajes sorprendentes. Cada uno de ellos es un estereotipo claro: Viola, inocentona, romántica y soñadora; Victor, guapo, seductor y con mucho encanto; los Wither, seriotes y demasiado preocupados por las apariencias; Tina, una mujer que tiene ganas de vivir de verdad cuando todos la dan ya por condenada a la monotonía o Hetty, la más rebelde. Y todos cumplen su función a la perfección haciendo que te encariñes con ellos o no los soportes, según el momento y la situación, que vivas sus ilusiones y estés deseando que las consigan.

No es tampoco una historia de grandes acontecimientos sino con las pequeñas cosas que les suceden en el día a día y que la autora van enlazando de un modo muy muy entretenido: quedar para tomar el té puedo lugar al mayor alboroto o de pronto una chica de lo más normal puede deslumbrar a un gran baile de sociedad. En ese sentido, me gusta sobre todo cómo va creando expectación para que estés esperando cuándo será la próxima vez que se vean tal y cual, si se atreverán a dar por fin el paso que desean...

Esa forma de narrar hizo que cayese irremediablemente enganchada a la peripecias de Viola Wither y alrededores. Me ha parecido una historia sencilla y muy amena, siempre con un punto cómico que te hace reír bien porque la situación que plantea es realmente estrambótica, por el sarcasmo del que hace uso en determinados momentos o ante algunas convenciones sociales o por la actitud de los propios personajes ante lo que se les viene encima.

Por otro lado, el último capítulo me ha gustado muchísimo porque es un buen y detallado desenlace en el que nos explica cómo será la vida de Victor, Viola, Tina... cuando cerremos el libro y eso me encantó.

A veces llegamos a novelas con finales de zas, the end, y me quedo con muchas ganas de saber qué más pasa con sus historias, pero esta vez no, hacen caso a nuestra curiosidad... ¡y también se agradece! Además da que pensar sobre lo que espera tras el aparente punto final y no siempre todo es como se podrían pensar en un principio.

Así que la hija de Robert Poste no me convenció, pero en cambio Viola Wither sí me ha conquistado con lo que releyendo esta reseña... creo que puedo decir oficialmente que me he reconciliado con Stella Gibbons :-D