jueves, 24 de octubre de 2013

¡¡¡Buenas nuevas desde Italia!!!

¡Hola a todo el mundo!

¿Cómo estáis? Qué ganas tenía de volver a pasarme por aquí y darle vida a este rinconín, pero las últimas semanas han sido de locura y apenas he tenido tiempo. ¡Pero con esta entrada quiero ponerle remedio! Y sobre todo recuperar el ritmo de empezar a leer mis blogs favoritos que los echo de menos y se que me estoy perdiendo muchas cosas.

Ante todo quiero daros las gracias por todos los mensajes de suerte, ánimo y de alegría compartida que he recibido. Ha sido una gozada, y también muy emocionante, ver como os habéis alegrado por mí, como me habéis felicitado y deseado lo mejor. ¡Ha sido increíble! Es la mejor de las sensaciones sentirse así de apoyada y de querida. ¡Una y mil veces gracias!

Tres puntos de referencia en Florencia: torre del Palazzo
Vecchio, campanille y cúpula del duomo
Y como el tiempo pasa verdaderamente volando... ya llevo casi un mes en Florencia y estoy disfrutando mucho de la ciudad y de esta experiencia. Las primeras semanas fueron de auténtica locura por culpa del alojamiento que se nos resistió duramente.

A mí en principio ese tema no me parecía muy complicado porque pensaba que habría muchas opciones, sí pesado porque debes ver cantidad de sitios antes de quedarte con uno y leer un montón de "piso en el centro" y luego comprobar que realmente está a media hora en bus. 

Pero con lo que no contaba era que tendríamos problemas por alquilar por tan poco tiempo. Y resulta que esa era la clave. Los propietarios quieren alquileres de al menos un año y aquí hay tantos estudiantes, tanta gente que necesita casa, que les sobra demanda.

Así que fueron unos días de estres, buscando una habitación, casa o hueco bajo una escalera para poder instalarnos definitivamente y dejar de buscar sin parar carteles de affittassi (se alquila) y centrarnos en todas las maravillas que tiene esta ciudad. El día que por fin deshice por completo la maleta, sentí que había puesto pie en Florencia de verdad. Mi pobre ropa, toda arrugada, también lo agradeció.

Al final comparto habitación con una compañera de Oviedo que es genial, muy maja en una casa con una señora italiana y su hija. Y me siento muy a gusto. Ella es encantadora, no tienes la sensación de ser un huésped, vivimos muy cerca del Palacio Pitti en Oltrarno (al otro lado del río) cruzando el Ponte Vecchio (ahí lo tenéis con sus joyerías; se ve vacío pero hay momentos en los que parece el metro en hora punta), no podemos pedir más.

Con un techo ya asegurado las cosas se ven de otra manera y empece a descubrir rincones de esta ciudad que me encantan. Uno de mis favoritos como no podría ser de otra manera es... ¡una biblioteca!; la delle Oblate. Es muy especial porque tiene un ambiente guapísimo. 

Es un antiguo monasterio y todos los pasillos que dan al claustro están siempre llenos de gente leyendo, tomándose algo porque en el primer piso hay una cafetería y una terraza que invita a sentarse allí y no moverse más. Y luego en las salas donde están los libros hay sofás, pero esos de los que te engullen. Cada vez que voy allí (a menudo ;) me siento como en casa. El eslogan para sus próximas actividades es 'Leer para no olvidar'. Me encanta.

Y ay las librerías... Son una tentación constante para una libro adicta como yo (¿verdad que comprendéis?) Pero por el momento me he portado bien y solo he comprado un libro que además era toda una obligación para mí. Se titula 'Una carrozza per Winchester' de Giovanna Zucca y cuenta los últimos meses de vida de nuestra querida Jane Austen.

Aún no he empezado con él, pero promete aunque sé que será triste. Y creo que va a ser el primero de muchos librines que viajarán porque ya he visto muchííííííísimos que me apetece llevarme conmigo a casa. ¡Ay qué peligro tienen todos ellos!


Por otro lado, una de las primeras sorpresas ha sido descubrir que Florencia es super lluviosa, diluvia pero a lo bestia. Hace unos días cayó la gran tormenta, mi calle parecía un río y lo mejor era ver a una señora diciendo, así con energía, "piano, piano" a los coches para que no nos dejaran como una sopa. Porque el tráfico es tremendo: semáforos, pasos de cebra y señales varias son orientativos. Que ninguna de ellas les haga cambiar tu ruta, ¡no vaya a ser! Eso sí, como es la ley de la jungla cruces donde cruces los conductores no se alteran; comprenden que si no, nos haríamos viejos esperando.

La llegada a este país también me ha desatado un hambre feroz, ¡os lo juro! Es que te lo ponen tan a la vista que a todas horas me apetece tomar un bocao de algo: pizza, dulces: sfogliattele que aunque son típicas napolitanas aquí las hay buenísimas rellenas de nutella, ummmm o los cornetto (el "crousán" de siempre) con cioccolato o marmellata; helados,...  ¡Un no parar!

Se come muy pronto, como a la una, y de ahí hacia adelante no hay quien me pare, ¡qué ansia! Además está el aperitivo que aquí es por la tarde, así como para la hora de la cena que también es más temprano. Pagas entre 4 y 8 euros para una consumición (a veces entra un cocktail así muy currao, que parezco algo y todo tomándolo) y un bufet libre con cosinas ricas. Parece ser que es una tradición más del norte pero... ¡qué viva el intercambio cultural!

Menos mal que todo este mogollón lo invierto luego en patear sin descanso: por el mercado de San Lorenzo donde todo te entra por los ojos (ya me voy con bolso made in Italia, valga como excusa pobre, pobre ejem, ejem que el que traía me rompió), subiendo las escaleras de mi casa: un tercero, altura de cuarto abundante, sin ascensor (en pocos edificios se lleva ese invento); paseando por la zona del Palazzo Vecchio...

No importa las veces que pase por delante siempre me deja alucinada y si tengo tiempo me siento en el pórtico del museo degli Uffizi, al lado del palazzo en piazza della Signoria, a ver pasar la gente, que no es poca porque Florencia recibe visitantes sin descanso.

Uno de los primeros días de llegada aquí, estábamos sentadas mientras un músico tocaba fabulosamente las famosas notas de 'La Bohème' y fue genial. ¡¡All'alba, vincerò!! Sois afortunados de no oírme cantar porque desafino más que un gato ronco. De ese día es esta foto con el famoso David al fondo. No es el verdadero, pero también tiene su punto :D

Aún me queda muchísimo por ver, quiero aprovechar para poder hacerlo con tranquilidad y no perderme nada. Lo que si ya he visitado ha sido el Palazzo Pitti con sus super jardines Boboli que tienen rincones increíbles.

Me gustó especialmente la escultura que veis en la foto, no tendrá mucho valor artístico pero, de pronto en un hueco que pasaba desapercibido, apareció esa pareja y me conquistó. Fue verla y me llegó al inspiración hasta para quizás escribir alguna historia. A ver si se logra, me animo con la escritura y sale algo chulo.


Otro sitio que me ha dejado alucinada es San Miniato al Monte, una iglesia situado en un alto que es espectacular, tanto sus vistas como su arquitectura. El interior es de los que te deja con la boca abierta. Para muestra... una foto.



He aprovechado también para visitar otras ciudades (aunque mi viaje más esperado es el del puente a Turín) y Lucca y Perugia han sido mi destino. Las dos me han gustado mucho, cada una en su estilo.

La primera tiene un ambientazo y siendo como es bastante pequeño tiene tal cantidad de cosas que ver con una catedral de impresión o la torre que es el símbolo de la ciudad con unos arboles que se asoman desde su cima que está muy guapa.

Perugia me ha sorprendido con sus calles empinadas, estrechas y enredadas. Dabas y dabas vueltas: derecha, izquierda, recto, derecha de nuevo y era posible acabar en el mismo sitio. Y yo con mi sentido de la orientación tan supremo que tengo, qué me pierdo hasta en mi casa, allí estaba girando cual peonza. Verdaderamente es un buen sistema para no dejar nada sin ver, ¡eso sí!

Releyendo la entrada me he dado cuento que no os he hablado de las practicas, ¡se me ve el plumero! Me lío aquí a habar de todo y hala.... el trabajo ahí de refilón jajajaja. Empecé la semana pasada y las hago ayuntamiento de Florencia en el departamento de cultura que se encarga de la gestión de los museos municipales.

Una calle "llanita" de Perugia
Comparto oficina con otros becarios de España, de Francia, de Reino Unido,... y he tenido mucha suerte porque son muy majos (en especial una compañera de Cantabria que es genial y con la que me echo unas risas pero de las buenas y también otro chico de Navarra. Los tres nos hemos bautizado el trío lalala de la mensa, que es el comedor universitario al que vamos siempre a comer por ¡4 €! lo que no está nada mal y más en esta ciudad tan cara). Me gusta mucho el ambiente que tenemos.

Además para practicar todo lo que pueda el idioma he comenzado a hacer intercambios lingüísticos y me gusta esa posibilidad. Me ha dado la oportunidad de conocer a gente muy simpática con las que también voy a poder a aprender mucho. Así que dos en uno.

Una de las estrechas
calles de Lucca
¡Qué ganas tenía de contaros todas estas cosas! Seguro que diréis que vaya rollo que tengo porque me ha quedado un post larguísimo y lo siento también por las fotos que tampoco son nada del otro mundo.

Es que soy un auténtico desastre con este tema. Cada vez que veo algo chulo digo "esto tengo que fotografiarlo para el blog" y ahí estoy poniendo todo mi esfuerzo en hacerlas para poder enseñaros alguna cosina apañada, . Pero no tengo muy claro que lo esté consiguiendo, ay...

Espero que os hayan gustado este ratín de crónicas italianas ;) y muy pronto os cuento mucho más. ¡Gracias por estar al otro lado!